Cochinita Pibil y fajitas de pollo en la carta

Un lunes en los pasillos

 Un fin de semana tiene un rostro diferente: tiene el transitar de clientes en los pasillos centrales, los altavoces deleitando rancheras, el rose entre platillos y cubiertos dentro y fuera de la cocina , agiles camareros que sortean los cortos espacios sin perder la cordura con charola en mano ,mesas nutridas de comensales que se deleitan con platillos mexicanos , la barra acompañada con amenos visitantes que contagian de felicidad al entablar interesantes charlas de la cultura azteca ,mientras consumen sin prisa el sabor de las bebidas mexicana

Una margarita sobre la mano

Hay miles de clientes que desfilan por los pasillos  cada día, perdiéndose en las estadísticas del olvido. Pero hay clientes que reúsan a sentirse olvidados en la injusta rutina que maquilla los días. Suelen poblar con su gracia los espacios que les hacen suyos: sobre un banco amarillo frente a la barra tocando con sus dedos la frente cristalina de un móvil,  junto a una silla huérfana de mesa de cualquier color , dejando escapar su curiosidad con la mirada firme sobre un cuadro que cuelga dentro del local o, simplemente recargados sobre la barra leyendo las notas deportivas de un periódico popular.